
Cómo alimentar a los chicos en verano
4 enero 2021
Es un placer para mí, después de tantos años, volver a escribir para esta prestigiosa revista médica paraguaya, que siempre me apoya en las Jornadas Internacionales de Nutrición que organizo desde hace 14 años.
Me sugirieron hablar sobre este tema, y realmente me pareció muy oportuno, ya que no es solo un verano más, sino que es un verano con pandemia.
Por ello, la alimentación de los niños y de los adultos, debe ser adecuada para que nuestro cuerpo se mantenga sano, y en caso de enfermar, tener nuestro sistema inmunológico fuerte, para que nuestro cuerpo pueda enfrentar la enfermedad con los mejores soldados.
Todos los seres humanos debemos llevar una alimentación y estilo de vida saludables. Y sobre todo, los niños que están en etapa de crecimiento y desarrollo, lo que marcará su vida de adultos. Ellos, normalmente, están con mucho movimiento: jugando, corriendo, saltando, ¡sabemos que no se pueden quedar quietos! Debemos dejarlos, ya que este movimiento los ayuda a crecer y desarrollarse correctamente. La tecnología es muy buena en muchos aspectos, pero lastimosamente, en vez de utilizarla en la forma correcta y el tiempo necesario, nuestros niños están cada vez más metidos en sus aparatos tecnológicos en vez de jugar, y la pandemia agravó este aspecto.
Nuestros chicos, de un momento para otro se quedaron quietos, sin desplazarse hasta sus colegios, salir a jugar al recreo, participar de las clases de educación física, salidas con los amigos y parientes, hacer sus deportes, bailes, colonias de vacaciones, etc.; a todo esto se sumó que, al estar encerrados, la heladera y la alacena estuvieron todo el tiempo a su disposición, y muchos solo comían por aburrimiento.
La responsabilidad está exclusivamente en nosotros, los padres; en tener esa firmeza en la decisión, aunque a veces nos sea más fácil darle lo que nos pidan y así podamos descansar luego de un largo día de trabajo, debemos estar decididos y firmes en darles lo mejor para ellos, para su presente y para que sean adultos sanos, eso implica darles alimentos saludables y explicarles por qué deben consumirlos, y a la vez realizar juntos alguna actividad física y compartir momentos agradables con ellos para su salud psicológica, que tampoco debemos olvidar.
En cuanto a la alimentación, la misma debe ser saludable para:
1) Permitir el normal crecimiento y desarrollo de nuestros niños. Debiendo cubrir requerimientos de nutrientes, tales como: vitaminas, minerales, proteínas, hidratos de carbono y grasas.
2) Prevenir enfermedades durante la infancia tanto aquellas causadas por deficiencias, sobrealimentación o ambas.
3) Prevenir enfermedades del adulto, como las enfermedades crónicas no transmisibles: obesidad, enfermedad cardiovascular, diabetes, dislipidemias, hipertensión arterial, etc.
Como padres debemos enseñar con el ejemplo, para así transmitir y establecer buenos hábitos alimentarios, consumiendo:
- Productos lácteos (leche, yogur, queso) como fuente de proteínas, calcio.
- 5 porciones al día de frutas y verduras, la mayor variedad de colores posibles. Ya que al hacerlo, obtendremos así todas las vitaminas, minerales y antioxidantes que nuestro cuerpo necesita.
- Las carnes magras como fuente de proteínas y hierro.
- La energía la obtenemos de los almidones, cereales integrales preferentemente, vegetales con cáscara, productos con bajo agregado de azúcares, legumbres.
- Grasas saludables de: aceites vegetales crudos, semillas y frutos secos.
- Acidos grasos esenciales (Omega 3, 9): pescado y aceite.
Alimentando a nuestros niños de manera sana, obtendrán los antioxidantes que su cuerpo necesita para fortalecer su sistema inmunológico. Por citar algunos: alimentos con vitamina C (limón, naranja, tomate, guayaba, kiwi), vitamina A (leche, yogur, huevo, pescados grasos), vitamina E (aceites vegetales, nueces, almendras, semillas), ácido fólico (carnes, verduras verdes, trigo entero), zinc (maní, legumbres, proteínas del reino animal).
Puntos a tener en cuenta:
Los adultos somos los responsables de elegir las comidas adecuadas para ellos (no son ellos los que eligen qué quieren o deben comer), al igual que los horarios de comida, los chicos no eligen sus horarios.
En la casa siempre debemos tener frutas y verduras a disposición y al alcance de todos.
Nunca se debe premiar o castigar con la comida a los chicos. Ya que tendrán un concepto errado de “si me porto bien podré comer y si me porto mal no podré comer”, esto podría afectarlos en el futuro.
Cada chico tiene sus límites para terminar un plato, por ello no debemos felicitar u obligarlos a comer toda la comida. Lo mismo ocurre con las porciones de los niños, no son las mismas que las porciones de los adultos.
Elegir siempre alimentos sanos y naturales, como verduras, frutas, leche, yogur, queso, carnes de res, pollo, pescado, cerdo, huevos, aceites vegetales, cereales integrales, tubérculos, la mayor variedad posible y en la cantidad justa.
Debemos evitar el consumo de comidas chatarras, como frituras, alimentos con mucha azúcar y grasas no saludables. Estos son: papas fritas, tortas, caramelos, gaseosas, postres, etc. Entendiendo que son niños, podemos dejar para un día del fin de semana su consumo. Y para hacerlos partícipes, preguntarles qué día prefiere consumir: sábado o domingo.
Sabemos que hoy en día es muy difícil realizar las comidas en familia, por ello, las veces que se pueda, en las cenas y los fines de semana, compartir con ellos comidas saludables para así ofrecerles una buena educación alimentaria, enseñando con el ejemplo, además de crear y compartir un momento agradable alrededor de la mesa familiar. Para lograrlo, todos debemos dejar los celulares lejos de la mesa, para que no interrumpan un momento tan sagrado de la familia. Lo mismo ocurre con la televisión, apagarla en el momento de la comida, que además distrae y se puede comer de más.
Siempre y sobre todo en el verano, no debemos olvidar de hidratar bien a nuestros niños, ya que a través del sudor, de la orina o la respiración, perdemos agua. El organismo necesita reponer esta pérdida de líquidos.
La mejor fuente de hidratación es el agua. Se debe tener siempre a disposición de los niños vasitos al lado del lugar donde se servirán el agua, de manera a que tomen al pasar sin necesitar ayuda de un adulto.
Aproximadamente un 80% del cuerpo del niño está compuesto por agua, más que un adulto, por lo tanto, los niños requieren más consumo de líquidos.
Durante la lactancia, no es necesario dar de beber agua al lactante, el bebé obtiene todo el líquido que necesita su organismo de la leche materna o de la formula láctea (priorizando siempre la leche materna). Además, si le damos agua al bebe, estamos ocupando lugar en su estómago, salteándose así una toma de su leche perdiéndose así muchos nutrientes y calorías que él bebe necesita para crecer y desarrollarse. Por eso, hay que dar de mamar al bebé a demanda.
Dependiendo de la edad del niño, el mismo debe consumir entre un litro y medio a dos litros de agua por día.
Y no lo olvide, en sus manos está la salud presente de su hijo y la de su vida adulta. ¡Aliméntelo bien y bríndele un estilo de vida saludable!

Lic. María Jure
Nutricionista
Reg. Prof.: 59