
Nutrición en el embarazo
2 febrero 2021
Antes de hablar de nutrición, empecemos definiendo el embarazo.
El embarazo es el periodo comprendido desde la fecundación del óvulo hasta el parto. Tiene una duración aproximada de 280 días, entre 37 a 40 semanas.
El embarazo se divide en 3 trimestres:
- Primer trimestre: Desde la fecha de la última menstruación, hasta la semana 13.
- Segundo trimestre: Desde la semana 14 a la 26.
- Tercer trimestre: Desde la semana 27 al parto.
Sabemos que el embarazo no es una enfermedad, pero sí es una situación que puede aumentar la posibilidad de enfermar o morir, por ello, debemos tener una atención especial con la mujer embarazada.
El embarazo es una de las etapas de mayor vulnerabilidad nutricional de la mujer. Es tan amplio lo que podemos hablar sobre nutrición en el embarazo, que solo tocaré algunos puntos y el resto lo seguiremos desarrollando en las siguientes ediciones.
Hoy nos enfocaremos en algunos cambios fisiológicos que ocurren en el embarazo y que debemos tener en cuenta.
Durante el embarazo aumenta el volumen sanguíneo
En proporción aumenta más el volumen del plasma que los eritrocitos, esto hace que exista una menor concentración de hemoglobina, lo que puede llevar a una anemia fisiológica del embarazo. Por ello, el punto de corte para diagnosticar una anemia en el embarazo es inferior a la de una mujer no embarazada.
Al cesar la menstruación se dejan de perder cerca de 120 mg de hierro en todo el embarazo. Con esta hipótesis no debería haber riesgo de déficit de hierro. Sin embargo, el embarazo y la lactancia implican una pérdida de 420 a 1030 mg de hierro.
Por ello, toda mujer en edad fértil debe alimentarse correctamente para mantener la salud y, en este caso, los niveles de hierro en sangre. Es importante empezar el embarazo con correctos depósitos de hierro. Si la mujer contara con una reserva adecuada de hierro antes del embarazo, podría hacer frente a las demandas de la gestación. Si la mujer se embaraza con niveles bajos de hierro, lo más probable es que ocurra una anemia. Durante el embarazo aumenta la absorción de hierro, pero esto no es suficiente.
La anemia es una manifestación tardía del déficit de hierro. Y es la carencia nutricional más frecuente en el embarazo.
La anemia en el embarazo puede producir:
- Parto prematuro.
- Bajo peso al nacer.
- Aumento del riesgo de mortalidad materna post-parto.
- Cansancio, apatía, fatiga.
- Afección del Sistema Nervioso Central del recién nacido.
La OMS recomienda suplementar a todas las embarazadas en el segundo y tercer trimestre, independientemente de los niveles de hemoglobina. A medida que avanza el embarazo hay mayor prevalencia de anemia.
Por ello, debemos consumir alimentos con hierro: carnes, huevo, guiso de porotos o lentejas, espinaca, acelga o chauchas, panes y pastas cuyas harinas se fortificaron con hierro.
Sabemos que el hierro que se encuentran en las carnes es la que mejor se absorbe. Para mejorar la absorción del hierro (de alimentos que no sean carnes) es conveniente consumirlo con un alimento que contenga vitamina C, como por ejemplo: limón, naranja, tomate, brócoli. Lo mismo al tomar un suplemento de hierro, tomarlo con un vaso de jugo de limón, pomelo o naranja.
Los suplementos deben administrarse lejos de las comidas para facilitar su absorción, en la media mañana por ejemplo.
Un último punto para concluir esta primera parte. En total, el agua corporal se incrementa entre 6,5 a 8,5 litros; esto causa un aumento en el gasto cardíaco y en la frecuencia de las micciones. ¿Porque tenemos edemas durante el embarazo? El descenso de la albúmina, que es la principal proteína involucrada en el mantenimiento de la presión oncótica, conlleva a una acumulación de agua extracelular o edemas.

Lic. María Jure
Nutricionista
Reg. Prof.: 59