
Nutrición saludable de la infancia a la adolescencia
30 diciembre 2020
Recomendaciones para una alimentación saludable de acuerdo con la edad del escolar.
De 3 a 6 años
Es una etapa esencial en la formación de hábitos alimentarios. Se debe: Educar a “comer de todo”.
- Atender las necesidades de energía por tratarse de un período importante de la vida para el normal crecimiento y desarrollo; y de gran actividad física.
- Cuidar el aporte de proteínas de muy buena calidad (carnes, pescados, huevos, lácteos).
- Iniciar en el hábito de un desayuno completo.
- Evitar el abuso de dulces, golosinas y gaseosas.
- Dedicar el tiempo necesario para que el niño aprenda a comer disfrutando. Los alimentos no deben ser percibidos por él como un premio o un castigo.
De 7 a 12 años
Las necesidades de crecimiento siguen siendo prioritarias, por lo que hay que cuidar el aporte energético del plan, controlando el peso y el ritmo de desarrollo del niño. Sus preferencias alimentarias se van asentando y hay que orientarlas adecuadamente, pues suelen presionar a la familia para comer solo lo que les gusta y, con frecuencia, manejan dinero y son autónomos en la compra o elección de alimentos, principalmente en los recreos de las escuelas.
Evitar que abusen de los dulces, los refrescos, los quesos grasos y de alimentos muy salados.
Existen alimentos imprescindibles que deben tomar para su normal crecimiento y desarrollo, como:
- A diario: lácteos, frutas, verduras, ensalada, pan.
- Alternando: carnes, pescados y huevos.
- Legumbres, arroz, pastas, combinándolos a lo largo de la semana.
De 13 a 16 años
En estos años se produce el denominado “estirón puberal” y se llega a alcanzar la estatura definitiva, lo que obliga a cuidar el plan de alimentación, procurando que sea calóricamente suficiente y con un buen aporte de proteínas de alta calidad y calcio. Recordemos que los alimentos son los materiales que utiliza el organismo para formar músculos y esqueleto.
Se deben vigilar los excesos para no caer en el sobrepeso o la obesidad.
- La familia debe supervisar el tipo de alimentación que siguen los chicos de esta edad para evitar que hagan por su cuenta combinaciones de alimentos incorrectas con el fin de adelgazar. Pueden provocarse importantes deficiencias de nutrientes o caer en inapetencias peligrosas, hasta llegar a la anorexia.
- Hay que estimularles para que lleven una vida activa y dediquen parte de su ocio a la práctica de algún deporte.
- Se debe evitar hacer de la comida una situación de conflicto que interfiera con las relaciones afectivas.
El peso adecuado
La familia tiene que supervisar el plan de los hijos evitando que el consumo excesivo (planes hipercalóricos) los lleve a alcanzar un peso excesivo. Este sobrepeso se convierte, posteriormente, en una incomodidad personal y, lo que es más importante, un factor de riesgo para muchas enfermedades que aparecen en la vida adulta.
El ejercicio físico
El ejercicio físico es un complemento esencial para promover la salud y proteger a la población infantil y adolescente de enfermedades que aparecen en la vida adulta.
Se puede estimular la práctica de un deporte de acuerdo con las aficiones, habilidades y capacidades de cada niño, pero lo más importante, es educar en una vida activa en la que se practiquen habitualmente una serie de movimientos cotidianos, como andar, pasear, subir escaleras, etc. Hay que acostumbrarles a incorporar el ejercicio a las actividades de ocio y a evitar el sedentarismo (exceso de tv, computadoras, etc.). La práctica del ejercicio físico es muy importante para luchar contra el exceso de peso y la obesidad.
Recomendaciones
La educación nutricional ejercida por la familia desde la infancia, ayuda a prevenir los trastornos del comportamiento alimentario. Por ello, se recomienda:
- La organización de los horarios en el seno de la familia, compartiendo, en la medida de lo posible, alguna de las comidas con los hijos. Constituye una buena medida para crear relaciones afectivas, disfrutar juntos de unos actos –compra, preparación y consumo de alimentos– que deben ser placenteros, transmitir conductas y hábitos alimentarios correctos.
- Evitar el picoteo y el abuso de golosinas.
- Procurar que el plan de alimentación sea variado y que se consuma la mayor diversidad de alimentos posibles, pues de esta forma, es más fácil cubrir sus necesidades en nutrientes.
- No se debe utilizar la comida como una forma de resolver problemas que nada tienen que ver con ella, como el aburrimiento, tensiones, crisis de ansiedad, etc.
- Procurar que el comportamiento de los miembros de la familia sea coherente con las recomendaciones verbales, pues resulta difícil inculcar un hábito alimentario saludable cuando quien lo aconseja no lo pone nunca en práctica.
- La obesidad es una enfermedad de graves consecuencias en la edad adulta que comienza en la infancia. Los hábitos alimentarios inadecuados y el sedentarismo son responsables de este problema de salud pública.
- Hay que variar las formas de preparación de los alimentos utilizando distintos procedimientos culinarios: asados, hervidos, a la plancha, guisados, y no abusar de los fritos. Estimular el consumo de alimentos crudos, como las ensaladas, por ejemplo.
- En el plan de comidas de un escolar debe haber una presencia de alimentos ricos en proteínas de origen animal: lácteos, carnes, huevos y pescados, en equilibrio con alimentos de origen vegetal: cereales, legumbres, verduras y frutas.
- Los alimentos ricos en hidratos de carbono (pan, pasta, arroz, legumbres), son imprescindibles por su aporte de energía y deben formar parte de las dietas habituales de los escolares. Introducen variedad gastronómica y son esenciales en una buena nutrición.
- Las frutas y ensaladas deben ser habituales y abundantes en la alimentación de los escolares.
- El agua es la mejor bebida.
- En la edad escolar las bebidas alcohólicas, incluso las de baja graduación, no deben consumirse nunca.
- El consumo de dulces, refrescos y “snacks” debe ser moderado.
- Controlar el exceso de grasas, azúcar y sal.
El papel de los padres en la formación de los hábitos alimentarios de sus hijos y de un estilo de vida saludable es esencial. Deben estimularlos a comer de todo, a valorar los alimentos, platos y recetas como un tesoro cultural.
El abuso de la comida rápida nunca es aconsejable pues contribuye a la formación de malos hábitos alimentarios y a la obesidad infantil.
La atención a las necesidades actuales del niño, asistiéndolo con un criterio preventivo, evolutivo y prospectivo, considerando sus características cambiantes y dinámicas, aseguran que llegue a ser un adulto sano.

Lic. Fátima Rojas
Nutricionista
Reg. Prof.: 1113